31.8.08

Rellenar en caso de emergencia

De aquí










a aquí
se escribió
todo lo que olvidé.

27.8.08

El corcho más mojado

Así como encontré las pequeñas piedras sobre tu pecho
creo que podré ir más adentro y encontrarte por algún lado.

Si necesito alcohol para sacar agua de tu superficie
necesitaré un poco más para mí, para poder tomarla.

Si quiero te espero despierto y sobrio,
pero mi insomnio le quita toda la valentía al tiempo.

Mejor te espero ebrio y en cama,
hasta que me despiertes y me invites otro trago.

Mejor invierto esas horas en soñar con impaciencia,
a ver si te apareces por la calle, por las horas vacías.

Y si digo que necesito oler el vapor
que se destila de tus hombros
deberás entender que la próxima copa
la pagas tú.

19.8.08

El clic sólo dura lo que dura

Las fotos están bien
para mirar hacia delante.

Las fotos están bien
para crear lo que mi memoria
no podría recordar.

Las fotos están bien
para encontrarle el lado más bonito a tu cara.

Las fotos están bien
para engañarme y creer
que la realidad es una película de acción.

Las fotos están bien
de banco para llegar a la ventana
que esconde mi pasado.

Pero nunca estarán bien
si cobran vida propia,
si terminan comiéndose
el antes y el después del clic.

18.8.08

Plato especial

Corre.
Vaya pedazo que robaste.
Y cada vez que estas solo
te lo llevas todo.

Cuando te acompañan muchos más
poco importa lo que dejas.
Corre cada vez que la tierra
sienta sólo tus pasos.

Carga con todo lo que puedas,
porque todos los días cae nieve
y necesitas provisiones.

Nadie ve qué llevas.
Nadie ve.
Nadie.

Y gracias a ti
que en cada desierto
rescatas al universo
del olvido.

8.8.08

Olimpiadas

Amanecí con todas las ganas de tomarme un vaso
del tamaño de un estadio
relleno con las cabezas de cada uno
de los que gritaban hace media hora.

El desayuno me aguarda vacío
y prefiero esperar almorzar
para que se me pase el amargo de la sangre.

Se que no sucederá,
que no aparecerá la sensación de los pómulos hinchados,
de los ojos que no se abren
de la piel más suave durante el día
y de las paredes azules.

Y durante la noche todos estarán con una cruz en la frente
con los ojos marchitos y la cara opaca.
Ellos no lo sabrán.
Ellos beberán y mañana tomaran dos pastillas.
Yo necesitare mil.

Al otro lado del mundo un turbante apreta un botón
y me sirve mi desayuno.
Es el estruendo enorme,
pero ya tengo mis cabezas
y mis pastillas.

Caja de lanas

De entre tus lanas enredadas
te arrancaré los nudos que tejes
alrededor de tu pecho resfriado.

Si los palitos los olvidaste en mi cama
los encuentras luego en tus dedos,
si los pierdes por la calle
los encuentras nuevamente al lado de tu té.

Pero prefiero tocar tu timbre,
que pase el terremoto por tu puerta,
que luego me abras, me recibas
y me abras y luego yo.

La taza vacía se rompe y todo se moja,
tu también, yo también

Y el siguiente día toca hacer la chompa
que te habías prometido.
Culpa de tu madre por no enseñarte a cuidarte
de esos virus de invierno
que viven de calores ajenos.

Con los palitos, con la madeja
con tus dedos, con mi pelo,
teje lo que puedas alrededor tuyo.

Terminaras con el último punto
que atravesó tu familia,
hasta llegar a tus manos
que solo sirven para abrigar
a otros.

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