31.7.08

Tres minutos para siempre

Parece que la sequedad de mis labios
es la humedad necesaria
para que mis dedos puedan dar vuelta a la página.

Y también la falta de soledad.
Y también la falta de faltas.

Ya no hay más pulmones llenos
que puedan derrumbar casitas de animales.

Las casitas se caen de pena,
se caen de tanto cimiento,
se caen de tanto caerse
en los sueños de los niños.

Y ya no habrá cantantes
que elogien su tristeza
si con la cabeza bajo tierra
nadie los escucha.

Ya llorar no llena los bolsillos,
sólo los cementerios y los cafés.

Por fin los poetas muertos murieron
ahogados en sus tazas
y nacen los vivos que no vivirán
mas que en bares y velorios
y sin mucho esfuerzo pasamos de la par a la impar.

11.7.08

140 dB

Eres el óxido que me queda en las manos
después de estirar las cuerdas
y romperme el cuello.

Y quedo despeinado y sucio,
frente a frente con la mentira de la oscuridad.
Solo y doce compases después solo.

Eres la piel que se desprende de mis dedos,
después de dos horas de suicidio.

Y te encuentro escondida
en el silencio de negra,
que se escapó de la pista
a quién sabe dónde.

Eres mi frente arrugada
que se enrojece
con más de dos ojos cerca.

Y acabo con tus dos últimos acordes menores
que hoy suenan a sol,
del grande.

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