1.1.12

(Di) vagando por la ciudad

Recojo una hoja
aun verde, pero caida.
Esta fresca, pero caida.

Se me dio por pensar,
ahora mientras la cojo
y lloro por una vida
que vive sobre su tumba.

El suelo caliente de verano,
las llantas negras sobre el asfalto,
el chicle sin sabor a su costado
y las otras veinte hojas
me quitan las ganas
de secar estas lágrimas.

Siento el miedo,
la apreto y me ensucio.
Mi mano verde, amarilla y gris,
mis ojos rojos y mi mejilla mojada
me calman la pena por la hoja sin su rama.

Tráfico, niños en las esquinas,
jabón, toalla sobre la cara,
pies bien parados y ahora la hoja
es solo un pedazo de árbol
que termina en la cima de un poco de basura.

¿Y el árbol?
¿No es la vida misma?
Una hoja cae, muere.
Un árbol nace, hasta que el hombre lo tale.

Tanto miedo
desaparece con tanta belleza.
El verde que se vuelve carbono,
alimenta a su árbol o quizá al camión nocturno.

Tanta pena
desaparece con tanta belleza.
Mi mano tiembla ante la corteza
áspera y eterna.

Mis brazos se quedan atrapados,
en el diámetro infinito
con raices hasta el centro del planeta.

Y me pierdo.
A propósito.
Me perdí.

Y te encontré.

.