3.3.08

El foco

Este desperdicio que aparece
sólo cuando nadie lo llama,
sólo cuando no hay más boca abierta
que para arrojar y no palabras.

Esta cena formal de cada día
será la última, antes de cambiarla
por un par de tragos y luces apagadas.

Este foco que se calienta,
que se apaga y que se incendia
es desde la fecha indicada en su caja
mi nueva compañía.

Mis pelos desordenados bajo su calor
desde que salio de la fábrica, sin embargo
recién hoy a mi lado, roto y frío.

No sé como le soplas a mis dedos
y no con aire, sino con viento.
No sé como llegan desenvueltas
todas las palabras que no se combinar,
pero que como soldados se alinean.

Será que de día las nauseas son
por tanta hipocresía en la mesa
y de noche sólo queda olvidar en soledad,
arrojar hasta la última palabra
y con suerte una corta resaca.

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